El curso del proceso electoral sigue y en las últimas semanas hemos visto una serie de eventos que a más de uno ha hecho dudar sobre la legalidad del proceso electoral. Las redes sociales, por su parte han sido determinantes en la nueva configuración social y han sido el canal informativo por excelencia en la juventud.
Como ya habíamos mencionado el día posterior a la elección, ésta todavía no termina. El proceso legal para revisar todos los recursos que los partidos interpusieron para el resultado tendrá como fecha límite el 6 de septiembre para saber el fallo de la institución encargada de calificar la elección y nombrar al presidente electo, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Para nadie es un misterio que estas elecciones no fueron ni por asomo limpias. Si bien podemos decir que la parte más técnica de la elección, es decir, la organización y el conteo se realizaron prácticamente sin incidentes de consideración, también hay que decir con todas sus letras que sí hubo irregularidades importantes durante el proceso que de una u otra forma influyeron en el resultado que al día de hoy dan como virtual ganador a Enrique Peña Nieto.
Consideremos algunas de las cosas más llamativas en el proceso previo al día de la elección:
Las encuestas
Aunque muchos no le han dado demasiado importancia, hay que mencionar que la mayoría de las encuestas ni siquiera se acercaron al resultado. En algunos casos como el de Milenio, incluso quedó más de 12 puntos fuera de la realidad. La cifra oficial ronda lo 6.5 puntos de diferencia entre el puntero y el segundo lugar y tal como se muestra en la imagen, se puede observar las enormes “fallas” de las encuestadoras.
La función principal de las encuestas es dar una lectura de la opinión pública en un momento determinado. Se supone que son una muestra científica que ilustra las preferencias u opiniones de una sociedad sobre un tema determinado en un momento determinado. Como se supone deben ser apegadas a metodologías científicas, todos los consumidores de este tipo de información esperaríamos que fueran lo más apegadas a la realidad posible. El hecho concreto es que no fue así.
El gran margen de error en la mayoría de ellas da para suponer muchas cosas. No es normal que tantos ejercicios de esta naturaleza fallen, sobre todo por el efecto que tienen en el imaginario colectivo. Lo que sucede cuando la gente ve en las encuestas una diferencia tan grande entre el primer y segundo lugar (como el caso de Milenio), lo que ocasiona es que los individuos pierdan motivación por la elección al sentir que ya todo está definido. Hay un efecto de “pérdida de valor del voto” porque si la diferencia es tanta, parecería que ya nada podría hacer que las cosas se revirtieran por lo que ir a votar aparenta ser una pérdida de tiempo.
En este sentido, las encuestadoras tendrán que explicar qué sucedió y por qué se equivocaron por tanto. Nuevamente el discurso del candidato de la izquierdas que en varias ocasiones declaró que estaban “copeteadas” resultó al menos en apariencia ser cierto.
Incluso en Isopixel comentábamos a raíz de la visita de Peña a la Ibero que la estrategia del candidato era de una manipulación increíble de la realidad, lo que forzosamente tendría que llevarnos a preguntar si las encuestas eran reales o una forma más de propaganda. Hoy resulta que sí estaban equivocadas y por mucho.
La duda que hay que resolver es: ¿tenían acuerdo con el Revolucionario Institucional para la promoción de Peña como virtual ganador o solo fue un error metodológico? Aunque no hay pruebas para afirmar de una u otra. Hay que señalar que filtraciones de Wikileaks ya habían evidenciado que el gobierno del Estado de México seguramente financiaba encuestadoras cuando Peña era gobernador.
Las candidatura televisada
México sufre de hiperconcentración en los medios de comunicación, es decir, pocas empresas deciden qué se dice y qué no. Mientras que para el caso de la televisión, solo existen 2 televisoras que concentran prácticamente el 99% de los canales del país. En el caso de la radio la oferta se extiende tan solo a 5 actores fundamantales que controlan más del 80% de las estaciones a nivel nacional.
Esta situación sin duda que afectó la elección ya que es de dominio público todo el apoyo que Televisa dio a Enrique Peña a lo largo de los últimos 5 años en los cuales estuvo en campaña mediática en espacios privilegiados en la programación de Televisa. Fue tal el involucramiento en construir su imagen que la esposa del virtual ganador de la elección es nada más y nada menos que una estrella de telenovelas de dicha televisora ¿Coincidencia? difícilmente.
Esta estrategia, denunciada en el semanario Proceso por el periodista Jenaro Villamil y recientemente ratificada por el prestigioso diario británico The Guardian pone en entredicho la verdad sobre la transparencia de la candidatura de Peña, misma que se viene construyendo desde el 2005 al amparo de contratos millonarios.
Adicional a la campaña del sexenio que llevó en medios masivos Enrique Peña está el evidente sesgo informativo por parte de las televisoras donde pocas veces hubo noticias que no favorecieran a su “delfín”. Ejemplos concretos: El incidente de los 3 libros jamás fue transmitido en ningún noticiero estelar. Tampoco la visita de Peña a la Ibero fue comentada en la magnitud en que sucedió. Las marchas antipeña y en general las movilizaciones del #YoSoy132 brillaron igualmente por su ausencia.
El problema de esta desinformación es que la enorme mayoría de los mexicanos se enteran de política a través de la Televisión, de ahí que no es errado que se diga que lo que no aparece en los medios masivos, no existe.
La compra masiva de votos
Los últimos casos más emblemáticos son los referentes a la compra del voto. Los 2 casos más representativos de este problema están ligados al caso Monex y a la compra de monederos electrónicos de Soriana.
El tema de compra del voto es ilegal por dos razones: la primera porque está expresamente prohibida en la ley; y la segunda porque en este caso en particular se rebasan por muchos lo topes permitidos para financiamiento de campaña políticas. El máximo fijado para este año fue de 328 millones de pesos.
El PRI aparentemente rebasó por mucho dicha cifra en varios momentos. El primero con la compra masiva de espectaculares. Muchos recordarán que poco antes de iniciar la elección buena parte del país lucía tapizado con espectaculares de Peña Nieto. Curiosamente cuando PAN y PRD comenzaron a denunciar el número exagerado de estos, comenzaron a disminuir notablemente, algunos fueron retirados por completos, otros fueron sustituidos por candidatos locales.
El tema de las despensas y otros artículos promocionales de campaña como los que pueden observarse en el primer video también llama mucho la atención, puesto que la bodega en que se menciona es de 1 solo estado de la República. Si consideramos la enorme cantidad de elementos que se aprecian en el video resulta difícil de creer que no estemos hablando de sumas millonarias.
El caso Monex que ahora se está investigando por presunta contabilidad paralela asciende a 135 millones de pesos depositados por 2 empresas privadas y esparcidas a operadores políticos del PRI a lo largo de todo el país a través de tarjetas de prepago para actividades “desconocidas” unos días antes de la elección. Demasiado “sospechoso” ¿no?.
Finalmente, el tema de Soriana y lo que parece ser el otorgamiento de monederos electrónicos dados por el PRI o alguna organización afín a éste a cambio del voto da como conclusión un proceso donde hubo un derroche de recursos que seguramente influyeron en el resultado.
¿Qué sigue? ¿Es válido todo esto?
Trascendiendo la posición política que cada quien tenga y por quién haya votado, estos sobrepasan por mucho ya el tema del apoyo a un candidato u otro. Hay que partir del hecho de que este tipo de prácticas no pueden ser aceptables en un país que se llama democrático y por tanto debe haber consecuencias importantes para el Revolucionario Institucional en caso de ser demostradas con claridad y contundencia todas las violaciones a la ley de las que solo mencionamos algunos ejemplos.
Es frecuente leer por ahí que la gente debería dejar de estar de “revoltosa” y aceptar el resultado el electoral. El problema de tener una lectura así es que parece que esta gente no se da cuenta de la gravedad que implica violar la ley a estos niveles. Esta en juego el rumbo político y económico del país por al menos los próximos 6 años, de ahí que el juego electoral deba ser tomado con toda la seriedad posible.
Es irresponsable hacer llamados a aceptar sin más los resultados electorales como si se hubiera tratado de un proceso ejemplar y acorde a la ley. Si esto hubiera sido así desde luego que hay que aceptar y celebrar su elaboración sin importar quién haya ganado. Desafortunadamente estamos en el escenario contrario donde aceptarlo así, sin más, sería lo mismo que aceptar que estas prácticas ilegales suceden y debemos tolerarlas y aceptarlas.
La vida democrática de este país se fortalece no por la aceptación de resultados electorales, sino por el pleno acatamiento de la legislación electoral, misma que dice que no se pueden rebasar los topes de campaña, misma que dice que no se puede comprar el voto y misma que dice que los partidos no pueden comprar espacios publicitarios. Todas las marchas posteriores a la elección han denunciado con todas sus letras todos estos actos ilegales y lo han hecho desde luego dentro de la ley. La gente se ha asociado para alzar la voz contra un proceso electoral a todas luces viciado de origen. No lo hacen porque quieran que se imponga a un candidato sobre otro, sino porque saben que no puede haber democracia donde no se cumpla le ley y donde no hay castigo por violentarla.
Este país no cambiará y seguirá siendo víctima de los vaivenes políticos mientras la leyes sean meras sugerencias y no se hagan valer con toda fuerza y rigor. En este sentido, el candidato de las izquierdas se ha comportado a la altura y ha denunciado todas estas irregularidades y ha manifestado su postura de impugnar el proceso. Para esto está usando todas las herramientas legales que existen y en ningún momento ha llamado a la violencia. Solo resta esperar que las denuncias y averiguaciones que se hagan por los elementos aquí mencionados tengan una consecuencia legal y el Tribunal actúe conforme a derecho. Si la elección se valida sin más argumento, entonces quedará de manifiesto que la democracia mexicana no es mas que una simulación, una farsa.