Oxímoron

Turtle Desde hace días, quizás semanas, quiero comentar sobre la palabra oximorón. Así que no lo postergaré más.

En la figura retórica llamada oxímoron, se aplica una palabra a un epíteto que parece contradecirla. En terminos muy profanos el oxímoron no es más que reunir dos términos aparentemente contradictorios. Así los gnósticos hablaron de una luz oscura; los alquimistas, de un sol negro. En estos tiempos que corren, podemos encontrar un oximorón en un termino muy manoseado, la realidad virtual. Les recomiendo ampliamente la lectura de El bisonte a la Realidad Virtual de Roman Gubern y de un libro llamado precisamente Lo Virtual del francés Phillippe Queau y es que nadie como los franceses para hablar de realidad virtual.

Por lo demás es una figura muy utilizada por Joaquín Sabina en sus canciones. Cuando en Barbi superstar nos dice: “¿Dónde está la canción que me hiciste cuando eras poeta?” “Terminaba tan triste que nunca la pude empezar”. En Mentiras piadosas la canción comienza y termina con varios oximorones:

“Corre, dijo la tortuga,
atrévete, dijo el cobarde,
estoy de vuelta, dijo un tipo
que nunca fue a ninguna parte,
sálvame dijo el verdugo,
sé que has sido tú,
dijo el culpable,
no me grites, dijo es sordo,
hoy es jueves, dijo el martes,
y tú no te perfumes con
palabras para consolarme,
déjame solo conmigo,
con el íntimo enemigo
que malvive de pensión
en mi corazón.
El receloso, el fugitivo,
el más oscuro de los dos,
el pariente pobre de la duda,
el que nunca se desnuda
si no me desnudo yo,
el caprichoso,
el orgulloso,
el otro, el cómplice, el traidor.

A ti te estoy hablando, a ti
que nunca sigues mis consejos,
a ti te estoy gritando, a ti
que estás metido en mi pellejo,
a ti que estás llorando ahí,
al otro lado del espejo.
A ti, que no te debo
más que el empujón que anoche
me llevó a escribir esta canción.

No me mientas dijo el mentiroso,
buena suerte dijo el gafe,
ocúpate del alma, dijo
el gordo vendedor de carne,
pruébame dijo el veneno,
ámame como odian los amantes,
drogas no, dijo el camello,
¿cuánto vales? dijo el gángster,
a punto de rendirme estaba,
a un paso de quemar mis naves,
cuando al borde del camino
por dos veces el destino
me hizo un guiño en forma
de labios de mujer:
¿Nos invitas a una copa?,
yo te secaré el sudor,
yo te abrazaré bajo la ropa,
¿y quién va a dormir conmigo?
“Ni lo sueñes” -contestó
una indignada,
y otra, encantada,
no dijo nada y sonrió.”

De esta canción el mismo Sabina a escrito: “Junto con “Hay mujeres”, es, tal vez, mi texto preferido, por su falta de concreción, por la verdad.

Por acá pueden visitar la página no oficial de Sabina, tal vez más completa que la oficial.

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