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Si eres de esos diseñadores que siempre se están quejando del cliente, lee estos tips y empoderate. Si el cliente es malo, mucha culpa también es tuya.
En más de una ocasión hemos escuchado los lamentos de numerosos colegas que se quejan de lo incomprendido de la profesión. El fallo generalmente es de los otros, de uno mismo nunca.
Nuestra triste realidad es que si la culpa no la tiene el cliente, la tiene el maestro y si no, nuestros padres o el Peje (este último casi siempre tiene la culpa de los males que aquejan al país ¿Qué no?).
Esta situación de anteponer las culpas, impide ponernos en el lugar del otro para ser objetivos y entender sus razones en vez de estigmatizarlo porque no entiende nuestra profesión (la entiendes tu?) o porque es un ignorante visual (¿realmente tiene la obligación de ser un letrado en color, formas o composición? A ti te costo varios años y estoy seguro que aún adoleces de muchos conocimientos).
El asunto es que en mayor o menor medida siempre encontramos una buena excusa para delegar las responsabilidad, a estas excusas Guillermo Brea en el Foro Alfa les ha llamado el Muro de los lamentos, que son 10 y en mayor medida todos hemos caído en la autocompasión con el que se aborda el eterno problema del reconocimiento social de la profesión de diseñador.
A continuación un listado de ellos con su respectivo contralamento:
1. El cliente elige por gusto
* Contralamento: ¿Tiene otro parámetro para elegir?
2. El cliente elige la peor opción
* Contralamento: ¿Quién creó esa opción?
3. El cliente quiere el logo más grande
* Contralamento: ¿La pieza cumple con su cometido?
4. El cliente es arbitrario y caprichoso
* Contralamento: ¿Los diseñadores no?
5. El cliente no me tiene confianza
* Contralamento: La confianza es un vínculo.
6. El cliente cambia de opinión todos los días
* Contralamento: ¿Hay un sentido de proceso?
7. El cliente lo quiere para mañana
* Contralamento: El diseño es parte de un proceso productivo.
8. El cliente mete mano en el trabajo
* Contralamento: ¿Quién se lo permite?
9. El cliente me destruyó mi diseño
* Contralamento: ¿El diseño era sustentable?
10. El cliente no comprende el valor del diseño y me regatea el precio
* Contralamento: ¿El diseñador sí lo comprende?
Por último, la madre de todos los lamentos:
La facultad no me preparo para la realidad
* Contralamento: decía Oscar Wilde que después de los veinte años cada quien tiene la cara que merece.
En el EPSN 14, mencionaba Gustavo a un amigo que un día le dijo: ¿Aprender más? Yo ya se lo suficiente, lo que yo quiero es hacer dinero, que para eso vino uno a este mundo. Se me hizo un comentario muy desafortunado o muy mediocre, porque nuestra formación como profesionales de cualquier disciplina, debiera ser permanente, según lo entiendo.
Nunca llegará el día en que dejes de aprender, o dicho de otra forma: siempre habrá alguien mejor que tú, por lo que la humildad y desconfianza deben ser básicos en tu vida, pero la desconfianza como bien afirma Guillermo en su artículo, no deben ser hacia los demás, sino a nosotros mismos y nuestros prejuicios.
El artículo no tiene desperdicio, hay que leérselo completo, en serio.