Cervantes y Picasso: juntos en Tokio

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A partir del sábado pasado, “La Suite Vollard” de Picasso se podrá visitar en la sede del Instituto Cervantes en Tokio..

“La Suite Vollard” de Picasso perteneciente al Instituto de Crédito Oficial es la gran embajadora del arte español. Ha visitado Kiev (2007), El Salvador (2003) o Washington (1993) y, ahora llega a la capital de Japón. Gracias a la colaboración entre la Fundación ICO y el Instituto Cervantes de Tokio, los visitantes podrán descubrir una obra cumbre del grabado del siglo XX. “La Suite Vollard” del Instituto de Crédito Oficial es una de las pocas series completas que hay en el mundo. Desde 1992, tras su primera visita a Santo Domingo (República Dominicana) ha sido expuesta en trece países.

Durante este otoño, el Instituto Cervantes de Tokio albergará en su sala de exposiciones la colección de cien grabados que conforman esta mítica serie.

Esta serie de grabados forma parte de la Colección del Instituto de Crédito Oficial. Las piezas que la integran fueron realizadas por Pablo Ruiz Picasso entre septiembre de 1930 y junio de 1936. A las 97 que componían la obra originalmente, se añadieron en 1937 tres retratos de Ambroise Vollard realizados por Picasso. Estos 100 grabados conforman lo que hoy conocemos como la Suite Vollard.

El nombre de la serie proviene de Ambroise Vollard, marchante y amigo personal de Picasso desde 1901, año en el que el artista expuso por primera vez en París en la Galerie Vollard, junto con Francisco Iturrino.

Vollard tuvo un interés constante por la obra del pintor español y la Suite Vollard marca el punto álgido de la colaboración entre ambos.

La Colaboración entre Vollard y Picasso
La Suite Vollard surge como fruto de un intercambio comercial amistoso, no como un encargo del marchante al artista como se podría pensar.

En 1937, Vollard había conseguido los 97 cobres grabados por el artista a cambio de un número importante de pinturas –propiedad del marchante–, que Picasso deseaba para su colección privada. Por otra parte, unos años antes, el malagueño había propuesto a su galerista un proyecto original: retratarle cada vez que le visitara.

En 1910 y en 1915, Picasso había realizado dos retratos del galerista sobre lienzo, pero la serie propuesta de retratos en papel quedó inconclusa, con sólo tres realizados, debido a la muerte de Vollard.

Así, en 1937, para redondear el número de obras de la serie, los tres retratos se unieron a las 97 planchas, formando la Suite Vollard.

La edición definitiva de la serie comenzó a estamparse en 1939, antes de la muerte de Vollard en julio de ese mismo año. Una vez concluida la tirada, las estampas pasaron, junto a otras series inéditas, a los almacenes de Vollard. Un gran número de estampas fue vendido por Henri Petiet, marchante de grabados, mientras que las planchas de cobre permanecieron en manos del impresor de la obra, Roger Lacourier.

Los cobres de la Suite Vollard fueron mostrados por primera vez en 1979 en la exposición que tuvo lugar en el Museo de Arte Moderno de la Villa de París, de donde pasaron al Museo Picasso de París para formar parte de sus fondos.

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