A propósito de la distinción que la UNESCO ha hecho al campus de Ciudad Universitaria, considerándolo Patrimonio Cultural de la Humanidad, quisiera retomar el asunto de Kan Balam, la súper computadora que la UNAM adquirió en meses pasados y que merced a un infamante artículo aparecido en Contralínea en el que se citaban fuentes internas hacían la aseveración de que debido a errores en la adecuación del lugar en el que se encuentra Kan Balam, sufrió una falla critica que ocasiono que se quemara.
Así tal cual sin mayores averiguaciones el reportero lanzaba tajante su diagnóstico.
“Se quemó la súper computadora de la UNAM.”
Quiero comentar que mi oficina se encuentra a escasos 12 pasos dónde se ubica Kan Balam, por lo que puedo hablar con conocimiento de causa. Kan Balam se encuentra operando (si bien no con normalidad, debido a cuestiones de seguridad y porque se prepara la instalación de un nuevo sistema de enfriamiento), y sigue prestando valiosos servicios a la ciencia y a la investigación de este país. Colocando la investigación científica de México en diversas áreas a niveles tan competitivos como la que se realiza en otras latitudes del mundo, sea Estados Unidos y algunos países de Europa.
En este tenor, tal vez la información de fuentes internas del reportero, quizás vengan de gente resentida dentro del mismo departamento de Súper Cómputo de la DGSCA, en aras de la libertad de expresión y de la protección a la fuente, quizás nunca lo sabremos. Lo más curioso del asunto es que aparte de Contralínea y su supuesta “bomba” informativa, no hay un solo medio que se haga eco de la misma y hay que reconocer que la UNAM no es santo de la devoción de muchos.
En la UNAM como en otras mucha instituciones existen oficinas de Transparencia, en la cual se puede solicitar la metodología para la adquisición de Kan Balam. Tan fácil como eso y documentarse primero antes de en el afán de dar la nota, publicar una noticias sin bases y fundamentos. Es lamentable que seamos tan cangrejos y mediocres como para en aras de perjudicar a alguien en particular, seamos capaces de maquinar una gigantesca mentira. Pero es también muy cierto que las cosas caen por su propio peso.
Me pregunto que dirán estos detractores acerca de la declaración de la UNESCO:
“Seguro que compraron el premio”. “Seguramente no licitaron en tiempo y forma y la UNESCO se salto todas las trancas y se las otorgó sin merecerla”. “Para mí que ese premio estaba fuera de garantía y deberían quitárselos”. “¿CU patrimonio Cultural? Lo construyeron con mis impuestos. Así cualquiera”. “Sus alumnos aprueban con 5 de calificación, como les dicen que son patrimonio mundial” y sandeces por el estilo.
Ahí se las dejo de tarea….