Por si alguien duda aún de la banalización y la teatralización a los que la televisión nos tiene sometidos, aquí les dejo esta noticia.
A partir del Gran Hermano, todo es factible de convertirse en montaje, la realidad se mezcla con la sátira a tal grado de que ya no sabemos distinguir claramente los personajes del programa televisivo El privilegio de mandar y los originales a los que parodia. Hay que sacar raja de todo, la presidencia no pierde ocasión para salir a escena, haciendo homenajes póstumos a héroes caídos en batalla. Podríamos decir que vivimos en una Televicracia, donde el enorme poder de la televisión crea ídolos y los destruye según convenga a sus intereses.
Mi pésame para los deudos. Mi desaprobación para los oportunistas.