Gallo

Qué arrogantes son los gallos cuando se trata de aparearse, porque los cabrones gallos tienen tradicionalmente todo un ejército de gallinas para hacer el amor. Se paran ahí, enmedio del gallinero y se saben los reyes, reyes del sexo, de la pata, del deporte divertido. Pero no hay reinado que dure cien años y de cuando en cuando un nuevo sucesor, joven y arrogante como el viejo rey lo fue algún día, llega al gallinero para cogerse bien a las gallinas que, entre cacareos rumorosos, hacen saber que no están ya satisfechas con el rendimiento del monarca en turno.

Entonces el gallo que ha cumplido su papel desaparece del escenario y deja una incógnita tan grande como la que más: ¿a dónde se va? ¿qué pasa con el gallo? ¿qué hace el granjero con los destronados? ¿existe un retiro digno para el gallo después de tanto coger y coger? Y es que “gallina vieja hace buen caldo” dicen los versados, pero no así el gallo, que no hay quien acostumbre el caldo de “rey” cuando ha alcanzado su retiro laboral.

Tantos años de relación hombre-gallo no sirven sino para alimentar la incógnita. Desde que según cuentan algunos, la gallina doméstica fue “inventada” por los chinos, el hombre se ha alimentado de carne de pollo, que no es otra cosa que un gallo o gallina antes de llegar a la madurez. También ha servido la gallina adulta para tal propósito e incluso el pobre animal antes de nacer (batido, revuelto, estrellado, cocido, pasado por agua), pero no hay claro ejemplo de gallo comido.

Pienso y pienso y no me lo imagino
¿a dónde se va el gallo? ¿a dónde?

Concluido el Guadalupe-Reyes ya con éste me despido, hasta que dentro de un año Maese Vuarnet me permita otra vez llenar su espacio con media docena de mini debrayes. Feliz año a todos.

P3rix

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