El paisaje urbano se ha visto invadido por un cúmulo de publicidad. Contaminación visual le llaman algunos. Avenidas, viaductos, periféricos muestran un catalogo de productos las más de las veces innecesarios, pero que con su perenne presencia nos incitan a poseerlos.
Estamos tan acostumbrados a la publicidad, que al menos, en sociedades capitalistas como la nuestra, casi no podemos imaginar como sería un mundo sin anuncios. Muchos están a favor de esta democracia visual, otros más en contra. Personalmente, creo que me encuentro en un punto intermedio.
Lo que quería comentar en esta artículo es la ilegibilidad de algunos textos (y por textos me refiero a todo el mensaje, texto e imagen), a la coherencia que debe existir entre ambos elementos. Existen anuncios de solo imagen o solo texto, algunos muy eficientes, otros no tanto. Como bien afirma Roman Gubern; “una imagen nunca es asertiva, no puede afirmar ni negar algo, como puede hacer el lenguaje. Y el lenguaje no se conjuga, pues su representación siempre se nos aparece en presente, por su presencia contemporánea a nuestra percepción”. De tal modo que en publicidad exterior, dónde tenemos segundos para recibir el mensaje, lenguaje e imagen deben complementarse para lograr su objetivo.
Tanto rollo para comentarles que no se pierdan The Untitled Project, interesante experimento donde el autor, Matt Siber, en base a retoque digital, despoja a unas fotografías de sus textos y en otra imagen nos ofrece una aproximación del lugar que ocuparían los textos.
Resulta enigmático observar esas imágenes sin textos, algunas, la mayoría, de algún modo podemos reconocerlas e intuir que debería leerse ahí. Pero imaginen a alguien que no tenga referentes.
Realmente en estos tiempos no concibo un mundo como lo propone Siber en este proyecto.
Visto en Zona Geek.
