En la pasada capacitación que tuvimos que impartir a jóvenes de bachillerato, hubo un caso muy particular que aún recuerdo con particular ternura.
Los chicos estaban completando un formulario para registrarse, antes tuve que explicarles que era necesario que escogieran un nombre de usuario o apodo. Costo un poco de trabajo pero lo entendieron, posteriormente hubo que decirles que había que contar con una cuenta de correo electrónico, muchos ya tenían una, pero a los que no, también se les hubo de explicar que cuernos era eso del correo electrónico. En fin, todo bien hasta ahí. La mayoría completo su registro sin problemas.
Solo hubo el caso de una jovencita que ya había completado el formulario y estaba en el campo de la contraseña. (Para evitar contratiempos les había pedido que escribieran en el cuaderno su nombre de usuario y contraseña, para posteriormente destruir esta última) Ya saben, uno ingresa algo y posteriormente no la acuerda a pesar de haberla escrito 2 veces. Pues bien, esta niña me enterneció cuando le pregunte si ya había escrito su contraseña dos veces, me contesto que si, que ya había puesto las “bolitas” tal como yo había dicho.
Seguramente, presiono una tecla al azar, vio que aparecían esas bolitas, así que ni tarda ni perezosa, presiono la misma tecla, n numero de veces, hizo lo mismo al confirmar su contraseña y se registro sin problemas.
Lejos de molestarme, le explique que por seguridad, al escribir cualquier cosa en ese lugar, le aparecerían bolitas… 🙂
