El vídeo que traigo a continuación se podría hacer con montones de productos. ¿Y de que se trata? Pues una idea muy simple pero tremendamente aclaratoria. Algún usuario de iPhone decidió crear un montaje consistente en dividir la pantalla en dos, a la izquierda un vídeo con el anuncio original de iPhone que todos hemos visto ya, a la derecha, una persona con un iPhone funcionando con él en “la vida real”. Las conclusiones son muy claras: la publicidad sigue siendo engañosa en muchos casos, aunque no se sobrepase la legalidad, de lo que se descuelga otra idea rápida: hace falta modificar las leyes publicitarias.
Es inadmisible que se pague la cantidad que cuesta el iPhone (más los contratos extremadamente altos y privatorios) y cuando lo saques de la caja la velocidad de reacción y demás no sea lo mismo que lo visto en el anuncio “oficial”. Como el iPhone, se podrían poner camiones de diferentes ejemplos similares. El usuario decide pagar por un producto en muchas ocasiones basándose únicamente en la publicidad que vio del mismo, por lo cual esta tiene que ser lo más justa posible con la realidad, y si eso provoca menos ventas, dos opciones, bien mejoras tu producto, bien te fastidias. Lo que está claro es que el usuario final no tiene culpa de nada y siempre le toca cargar con los platos rotos.
Vía: Ateneu Popular