Analizando algunas de las esculturas de la antigua Tenochtitlan, entre ellas la Piedra del Sol, la Coyolxauhqui y la Tlaltecuhtli, investigadores mexicanos, italianos y estadounidenses han podido determinar la paleta cromática utilizada por Mexicas y Mayas, siendo los colores rojo, ocre, azul, blanco y negro la gama cromática preferida de los mexicas, a finales del siglo XV y principios del XVI, confirmando así que el arte escultórico mexica era policromo, semejante a lo que sucede con la escultura griega y la romana. Otras investigaciones han coincidido con lo anterior y concluido que la paleta se limitaba precisamente a estos cinco colores, y que los mexicas nunca utilizaron el café, el rosa o el verde en la escultura, ni en la pintura mural.
A partir de estudios de los restos de pintura hallados en los poros de las piedras, también se han podido determinar las materias primas empleadas por los mexicas para elaborar los pigmentos y los aglutinantes, además de identificar las técnicas pictóricas y el simbolismo de su policromía.
Anteriormente se creía que la escultura era mucho más colorida, pero esta investigación también ha comprobado que la paleta escultórica era más reducida que la de los códices, por lo que deberán hacerse las reconstrucciones correspondientes en base en observaciones directas de las piezas.
Los principales resultados de estas investigaciones, se darán a conocer próximamente al público en la revista Arqueología Mexicana, y en los libros Monte Sagrado-Templo Mayor y Escultura monumental mexica.
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