Durante 2020 se gestaron cambios profundos como consecuencia de la emergencia sanitaria por COVID-19 y todos ellos impactaron la visión sobre el futuro. Es un hecho que la tecnología jugará un papel mucho más importante en el día a día en casa, la oficina y los espacios públicos, pero también cambiará la relación que cada individuo tiene con la tecnología a través de herramientas como la realidad aumentada y los implantes neuronales. Así lo imagina el equipo de frog, firma líder en diseño, innovación y estrategia.
En el Reporte Anual de Tendencias 2021 que la firma elabora cada año, el equipo imagina algunos escenarios futuros que impactarán en la vida de las personas. En esta ocasión, el reporte planea 3 experiencias que, sin duda, responden a los cambios que comenzaron a tomar forma en 2020.
El trabajo: cada vez más en remoto
2020 sirvió para entender cómo funciona el trabajo desde casa a gran escala. Para muchos trabajadores el home office se convirtió en un modelo viable que los ha hecho más digitales y flexibles, por lo que en el futuro las compañías se verán forzadas a competir por talento con paquetes de tecnología para trabajar desde casa.
“La tecnología comenzará a integrarse al mobiliario de casa para permitir videoconferencias de forma constante y, finalmente, compartir el espacio virtual”, asegura Mariano Cucchi, Director de Diseño Asociado de frog Milán.
Los empleadores deberán diseñar nuevas experiencias para los trabajadores en remoto con la finalidad de que no pierdan la sensación de conexión. Herramientas como la realidad virtual, la realidad aumentada y la conectividad 5G crearán experiencias más inmersivas; sin embargo, no hay que perder de vista las implicaciones psicológicas y sociales que este escenario podría producir en los trabajadores.
La realidad: a elección del usuario
La tecnología ofrece experiencias en línea cada vez más personalizadas, pero en un futuro no muy lejano esa personalización podría llegar a las experiencias offline, con herramientas como la realidad aumentada y los implantes neuronales, los cuales podrían alterar cómo aprendemos, nos comunicamos y trabajamos.
“Imaginemos un ‘chip neuronal de habilidades’ que pueda interactuar directamente con el cerebro, convirtiendo a cualquiera en un experto en determinado tema. Este tipo de chips podrían ayudar a facilitar el pensamiento creativo si los enfocamos en diferentes metodologías y estilos”, imagina Simone Serasini, diseñador de estrategia y activación organizacional de frog Madrid.
En un futuro donde los avances tecnológicos como la realidad virtual, la realidad aumentada e incluso los chips neuronales tendrán el poder de dar forma a nuestra cosmovisión, dependerá de nosotros decidir cuánto control cedemos.
Los consumidores y las empresas: más responsables y transparentes
La competencia para las marcas estará en el terreno ético. Quienes diseñan bienes de consumo impondrán un nuevo paradigma a los consumidores donde la historia de un producto será tan importante como el precio. Cobrarán relevancia preguntas como: ¿Dónde fue producido? ¿Qué materiales se usaron? y ¿cuánto tiempo durará en el mundo una vez desechado?
“Así como los productos alimenticios pasan por ciertos estándares para aprobar su comercialización, las compañías tendrán que proporcionar información ética a los consumidores sobre sus productos y servicios”, asegura Sydney Morrison, asociada del área de desarrollo de negocio de frog Nueva York.
Una responsabilidad más radical demandará la colaboración entre diseñadores, investigadores, tecnólogos y líderes empresariales para garantizar que los productos estén bien investigados, diseñados y construidos, de manera que proporcionen un valor duradero a las personas con el menor impacto en el planeta.