El presidente de la Fundación Hyatt ha anunciado la concesión del Premio Pritzker 2019 a Arata Isozaki.
Arata Isozaki (Oita, 1931) es uno de los representantes más relevantes de la arquitectura japonesa contemporánea, puente entre la modernidad importada de Europa y la modernidad ecléctica.
Isozaki fue pionero en crear contactos e intercambios con colegas occidentales. Tal vez por eso antecedió a su propio maestro Kenzo Tange (pritzker de 1987), a la hora de construir en el extranjero. “Para cuando cumplí 30 años había dado 10 vueltas al mundo”, declaró luego de enterarse que había sido galardonado con el Pritzker 2019.
Más allá de su sed de conocimiento de la arquitectura mundial y más allá de su cultura artística, Isozaki se formó como ingeniero, de ahí que su afán por comprender cómo funcionan las cosas siempre este presente en su búsqueda como arquitecto.
En los años setenta, su inspiración en la tradición japonesa dejó pasó a un modo de proyectar que conjugaban lo técnico, la pericia estructural y en lo formal, un internacionalismo muy abierto a las diferentes tendencias de la época, que hicieron que fuera catalogado como cosmopolita y ecléctico.
Los años ochenta fueron los de la transformación del estudio de Isozaki en una oficina internacional que construiría más de cien edificios en distintos lenguajes a lo largo de los siguientes treinta años en las principales ciudades del mundo, desde Los Ángeles, donde en 1986 Isozaki construyó su primera obra fuera de Japón: el Museo de Arte Contemporáneo, hasta Turín, pasando por Nueva York, Sttutgart, Orlando y Barcelona, donde erigió el Palau de Sant Jordi para los Juegos Olímpicos de 1992, una pieza extraordinaria por su concepción espacial, su rigor estructural y su espectacular ejecución que mezcló técnicas tradicionales con métodos innovadores. Muchos arquitectos aún recuerdan las grandes celosías articuladas del pabellón que poco a poco eran levantadas mediante gatos hidráulicos o cuando en pocas horas, el techo prefabricado coronó el pabellón levantada por grúas.
Gracia al éxito del Palau inició una prolífica relación con España y dio pie a varios encargos entre los cuales destaca el museo La casa del Hombre en La Coruña, un edificio cuya fachada recuerda a una vela de un barco, que Isozaki construyó junto a César Portela. Dicho muro cuenta con un revestimiento de 6,600 piezas de pizarra local que se sostienen con 160,000 tornillos ajustados manualmente.
Isozaki también ha impartido cátedra en Harvard, Yale y Columbia, es el octavo japonés en recibir el Premio Pritzker. La ceremonia de entrega del premio se celebrará el próximo mayo en París.