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La desaparición de la SIM física del celular, y la llegada la eSIM, representa una revolución total en las empresas de telecomunicaciones, que por años se han resistido al cambio, pues la SIM física es el vínculo del operador con su cliente, lo que les obligaría a replantear todo el modelo de su negocio.
Uno de los grandes anuncios de la próxima Mobile World Congress, que se celebra en Barcelona a partir del 22 de febrero, será la desaparición de la tarjeta SIM, ese chip físico que contiene los datos del cliente y lo identifica ante la red de su operador.
Algunos de los cambios que supone este simple hecho es la necesidad de reconventir las tiendas o centros de atención, pero ese es el menor de sus miedos, pues también representa el fin del roaming, la portabiulidad Express, entre otros. Este solo hecho representa quizás una de las mayores revoluciones tecnológicas de las telecomunicaciones móviles a las que las operadores y fabricantes jamás se hayan enfrentado.
El SIM que hasta la fecha es una tarjeta extraíble proporcionada por los operadores deberá ser sustituida por un chip fijo, instalado de fábrica en los dispositivos móviles. Aunque técnicamente este cambio es posible desde hace años, las operadoras se han opuesto, por los riesgos que representa para su modelo de negocio actual, pues la SIM representa el vínculo del operador con su cliente.
La GSMA, quién representa los intereses de los operadores móviles en todo el mundo, ya tiene disponible la primera especificación técnica para implantar la eSIM o SIM electrónica que deberá llegar de manera inmediata. Este será uno de los grandes anuncios del próximo Mobile World Congress, que se celebra en Barcelona a partir del 22 de febrero.
Este anuncio tendrá grandes repercusiones en el conjunto de la industria y en la forma en que se comercializan los dispositivos móviles y servicios en torno a ellos.