“Soy hincha de Boca y sueño con ser como Maradona. Estoy muy contento con todo lo que me está pasando. Yo quería ir al Barcelona cuando fuera grande, pero me tocó mucho más rápido”.
Son las palabras de Erik Lamela, al parecer un genio con el balón, el cual el Barcelona ha intentado fichar por 120 mil euros anuales, incluso la firma de la palomita Nike ya se había ofrecido a patrocinarle. La noticia no tienen anda de extraordinario, salvo que el crack en cuestión es un niño de 12 años de pelo largo y rubio también conocido como Coco y que juega con las divisiones inferiores del River Plate.
El Barça al parecer descubrió a Coco en Galicia, cuando este disputo el torneo Arousa Fútbol 7, donde River gano el título y el medio campista gano el trofeo de goleador y mejor jugador del certamen.
River esta dispuesto a pelear al jugador, aunque la decisión final la tenga el padre, al cual el Barcelona ya ofreció trabajo. Según el River un club no puede hacer contacto con un jugador sino es a través del club al que pertenece. Si es necesario llegaran hasta la FIFA para resolver el caso.
Desafortunadamente por la situación que vive el país sudamericano hermano, es práctica común llevarse a jóvenes a buen precio.
Veremos en que acaba la telenovela, aunque a decir verdad, no creo que termine bien para Coco Lamela. Un niño a los 12 años al cual se pelean River y Barça por un sueldo de 120 mil Euros anuales, no pienso que la vida le pinte fácil. Debería estar pensando en otras cosas, su escuela, los juegos propios de su edad, a los 12 años uno no debiera tener responsabilidades. Ni siquiera la adolescencia le dejaran disfrutar.
Anteriormente en la NBA se respetaba esta cuestión y tenían un lema referido a que querían mejores hombres y más preparados en el básquetbol profesional, así que ni siquiera se les ocurría reclutar a chicos de preparatoria. Esto ha cambiado en últimos años, donde incluso jugadores de Hig School han brincado al circuito profesional.
Pero el caso de Amela, es el colmo. Como siga así el asunto, a este zurdito le espera un futuro tan difícil como al de su ídolo Diego Armando.