Cuando Antonio Olvera (@antoniolvera) me invitó a intervenir El Nuevo Mexicano, mi primera reacción fue de sorpresa. Toda proporción guardada, mi única referencia a la intervención de un diario por parte de un diseñador gráfico, se remontaba al 11 de marzo del 2003, cuando el diario Libération dejó en manos del polémico parisino Philippe Starck la edición de ese día.
Tras aquella sorpresa, llegó a mi un sentimiento de pánico, que luego se transformó en una tremenda alegría, derivada de la distinción de poder colaborar en un medio impreso con la relevancia de El Nuevo Mexicano, dirigido por Javier Solórzano, uno de mis héroes periodísticos de toda la vida.
Fue así como terminé aquí, jugando, divirtiéndome, curando un poco los contenidos, sugiriendo ideas, rediseñando y tratando de dar mi sello personal a un diario que está celebrando dos años como medio informativo libre y plural.
Desde el inicio supe que intervenir un periódico atractivo, cuyos elementos visuales son destacables por su composición, no sería tarea fácil. Sin embargo, acepté el reto. El ejemplar que hoy tienen en sus manos es resultado de ese experimento, espero haber estado a la altura.
No me queda más que desearle a toda la tripulación de El Nuevo Mexicano que cumplan muchos años más haciendo lo que mejor saben: un periodismo serio y alejado del amarillismo.
Si no tienen la edición en papel, acá se puede consultar la edición virtual de la intervención.