Hace rato a propósito de un replie que le di a @carlosloret, que está indignadísimo por la tunda que el están acomodando cuando salió en defensa de @EPN en su columna del Universal, me di cuenta que con sus más de 1,357,473 seguidores le importa muy poco lo que vox populi (la prole, pues) diga.
Hasta hace un año quizás, eso era muy distinto. Me explico, hace unos seis meses aproximadamente, Twitter decidió cambiar el sistema de recomendados, dando preferencia a las personalidades, famosos y a las cuentas verificadas, que desde hace mucho desactivo para los mortales. En mi opinión, esta entronización de los ya famosos en el mundo “real” le dio en la madre al ecosistema. Antes de esto en Twitter, cualquier hijo de vecino podía generar una comunidad y masa crítica, no necesitabas acceder a los “mass media” para hacerlo. Se creo, digamos una especie de “ghetto” con reglas y dinámicas propias. Gente de calle, como yo, personas mundialmente desconocidas aprovecharon este y otros canales para empezar a trabajar en su propia identidad (branding personal le llaman ahora), con tweets irónicos, chistosos, ácidos, usando aforismos, citas de famosos o groserías, o como fuera, fuimos tejiendo una comunidad alrededor nuestro.
Si Loret de Mola o cualquier otro hubiera entrado a discusiones como las de hoy en Twitter, creo que el resultado sería muy distinto. Hubiera sido la lucha de David contra Goliat, hoy en día no tiene mucho sentido. Aunque ciertamente, en la masificación de las respuestas tenemos cierto contrapeso, los hashtags aún siguen siendo aliados de la prole.
Al punto que voy es que cuando Twitter decide sólo verificar cuentas de famosos y personalidades y ponerlos en su lista de recomendados pervirtió el sistema. Nos quitó la posibilidad de competir con reglas más o menos similares (recordemos que la mayoría de estos personajes tiene acceso a medios impresos, TV, radio, etc. Nosotros no). Era divertido ver como cualquiera de ellos tenía menos seguidores que varios “hijos de vecino”. Al final del día, estos personajes influyentes en el mundo digamos real, no se ganaron sus followers, se los regalaron. Y los que eran ya famosos y mainstream, lo siguieron siendo acá. Al menos para mi, eso le quito cierto encanto a Twitter.
Al único que le reconozco algún mérito es a @aplusk, le demostró a CNN quien era quien. Un actor, sin un aparato mediático a su disposición puso a parir a una de las cadenas de noticias más importantes de Estados Unidos. Paradójicamente, este mismo hecho es el precursor de joder Twitter. A @aplusk le debemos que Twitter se haya hecho mainstream y no el vecindario que era antes. Los dueños de Twitter encantados, por supuesto.
Alguien me comentaba que yo mismo fui al inicio un recomendado del Twitter. Es discutible por supuesto, pero creo que de alguna manera me gané estar en esa lista por uno tiempo, era pionero y twitteaba en serio (dudo que hoy en día haya alguien con más actualizaciones que yo), además compartía, dialogaba con mis seguidores, tenía un blog reconocido y con muchas visitas, etc. Además, no era yo famoso ni tenía acceso a medios masivos, como dije antes, era uno de esos civiles que se divertía online.
Lo que me queda claro es que a Twitter le ha convenido esta masificación de su servicio, lo que ya no es tan lindo es que no trata a todos por igual. Pero ya lo dijo Marx, no Groucho por supuesto:
¡Proletarios del mundo, uníos!
Nota: Por cierto, el título de la nota no tiene mucho que ver con el post ¿pero seguro llegaron aquí a ver de qué iba?