Algo de arte tipo guerrilla, la idea es del alemán Iepe Rubingh, quien decidió pintar un crucero de Berlín usando a los mismos autos como brochas logrando así un buen ejemplo de guerrilla de marketing.
500 litros de pintura totalmente lavable y 2000 coches fueron necesarios para que el proyecto “Painting Reality” fuera posible. Unas bicicletas fueron las encargadas de que el verde, rojo, amarillo y morado fueran dispuestos en el suelo, para que las ruedas hicieran su trabajo. El resultado lo pueden ver aquí:
¿Se imaginan algo así en la Ciudad de México? ¿Cual es su crucero favorito para esta obra?