21 de enero de 2011. Es una mañana prometedora y un futuro brillante auguraba a Pablo Grover, el hoy tristemente célebre fundador y CEO de iWiks, Rover Technologies, S.A.P.I. de C.V. Claramente el empresario del norte de México tenía la visión de ser el siguiente Mark Zuckerberg. Incluso, por la denominación social de su empresa, en lo particular del apellido, S.A.P.I. vemos que Pablo tiene la ególatra mentalidad del visionario melómano que pronto conseguiría una colocación privada. No obstante, la madurez le faltó, la responsabilidad en la comunicación fue cegada por el protagonismo, la experiencia tecnológica fue nula y su breve paso por el juego del empresario desembocó en un fracaso que más allá de truncar su proyecto dañó importantemente el prestigio de los desarrolladores de tecnología en México que sí trabajan con profesionalismo, calidad y responsabilidad.
La tarde ya le pintaba mal a Pablo. El plan de crear la que él denominó erróneamente la “Primera red social mexicana” se vino abajo. Y la realidad es que ya existen otras redes sociales mexicanas que con un bajo perfil han tenido mayor éxito y tienen una obvia mayor expectativa de vida. Cito iMeev, iximato y Mexbook. No rompe iWiks la estadística que marca que el tiempo de vida promedio en México de una PyME es de 2 años. 2 años fue el tiempo de supuesto desarrollo atrás de iWiks y menos de 1 día su vida pública. El efecto mediático que logró generar iWiks fue más fuerte que la capacidad del servidor, al parecer compartido, la insegura programación y la falta de planeación de cargas. Es esta tarde que la red social mexicana con más altivez nació y murió víctima de una serie de ataques y vulneraciones. A Pablo le fue mal. Cerró las puertas del negocio poco después de abrirlas, cabizbajo y declarando un abuso de su creación que sirvió finalmente para distribuir pornografía.
El daño estaba hecho, no sólo al negocio de Pablo. El autonombrado con imberbe egolatría como CEO logró acaparar la atención de la comunidad en medios sociales con una fuerte connotación negativa. Más allá del ruido que se generó en torno al primer fracaso de la que no es la primera red social mexicana, el prestigio de la industria de desarrollo tecnológico y la credibilidad general sobre la capacidad de planeación y ejecución del emprendedor y del empresario mexicano se vino abajo.
Quienes aún creen que ser un proyecto mexicano es una ventaja competitiva y basan sun planes de negocio en ello, abusando del liderazgo de México a nivel latinoamericano y de la búqueda de la erradicación del malinchismo en el país, hoy se enfrentarán con el hecho de que México tiene ya otra historia de fracaso. Una historia que trasciende fronteras y dejó una cicatriz que quedará como marca y ejemplo de qué no hacer en los negocios, ya sea pequeñas iniciativas o ideas globales.
Por el efecto mediático, iWiks quizá tendrá otra oportunidad, sin embargo hoy las miradas, la expectativa y el juicio serán mucho más estrictos y rigurosos. Quizá será mejor para Pablo dejar el emprendimiento y buscar trabajo en relaciones públicas o mercadotecnia.
Y ustedes, ¿qué opinan?
Carlos A. Bazán-Canabal es Analista Financiero y Tecnológico
Encuéntralo en Twitter: @caBazan y conoce más en su blog: www.bazan.mx
Esta colaboración tiene una licencia: Creative Commons Atribución No Comercial 3.0 (CC by-nc)