Estuve el fin de semana de visita en Querétaro y sólo puedo decir que es una ciudad de contrastes muy evidentes y de la cual regrese con un extraño sentimiento de ambivalencia, porque nos fue bien y mal. Les cuento: A primera vista parece una ciudad de vanguardia, el turista es lo que domina la escena (al menos en el centro, lugar donde más me desenvolví), es una ciudad muy limpia existen botes de basura en cada esquina y en general la vialidad es fluida. Los servicios son muy caros, el estacionamiento, y en general los costes de comida y lugares de esparcimiento no es muy diferente al de la capital. Debo decir también que sólo me toco ver sólo a dos indigentes pidiendo limosnas en la calle.
Al mismo tiempo que la ciudad da una apariencia de ciudad de avanzada, existen algunas cuestiones en las que se nota el retroceso, actitudes que tiene que ver más con cuestiones morales, éticas y religiosas. En Querétaro existen muchas iglesias, demasiadas diría yo. Pero también existen acueductos que algún Marqués realizó en honor a una monja que era su amante, me pregunto ¿cuantas iglesias mandaría a edificar para tranquilizar su conciencia?.
También vi que había muchas sucursales de Farmacias Guadalajara, que más bien son una especie de pequeño súper mercado, no estoy seguro, pero vi más de estos locales que Oxxos, pero según me contaron en las Farmacias Guadalajara no venden condones.
En Querétaro también es donde empezó la cacería de brujas contra los Emos, de ahí el ejemplo cundió hacia otros estados como Guadalajara, Guanajuato y el DF, curioso que este tipo de cosas se iniciara en estados conservadores.
Otro factor en contra y que hace años no me pasaba fue el que nos discriminaran a Liam y a mi, en un antro. No nos dejaron entrar porque supuestamente mi compañero tría pants (cosa que no era cierto) después dijo: “es que trae zapatos tenis”, solo le falto agregar que traía una gorra. Inmediatamente después dejo pasar a otra persona con unos Converse rotos y sucios, o sea, la actitud del guarro de la entrada fue de: “me reservo el derecho de admisión y yo decido quien entra y quien no”. No tenía ganas de discutir, así que mejor emprendimos la huida, el lugar en cuestión se llama el OCASUS, favor de abstenerse de visitarlo pasan por Querétaro.
Para ponerle la cereza al pastel, en la noche del sábado fuimos a dejar a Netwalker y a Cicloid a sus respectivas casas, de regreso al hotel nos perdimos un poco y sin darnos cuenta y por las prisas nos dimos una vuelta a la izquierda, craso error. La policía tan expedita como siempre, acechaba con las luces apagadas en la esquina y rápidamente fue a nuestro encuentro. Nos decía que la multa por dar una vuelta a la izquierda era de mínimo 800 pesos pero como éramos fuereños, debía quitarnos una placa para asegurar su pago. En fin, este otro guarro representante de a ley nos doró la píldora de fea manera y término diciendo que como nos arreglábamos. Triste realidad, acabamos cediendo al chantaje.
Colofón: al chilango no lo quieren en Querétaro, salvo la raza twittera, esa si vaya que nos trato bien. Gracias a @lolarocker, @cicloid, @netwalker, @ajamaica y @killingbytz por habernos recibido a @iespinosa, @mistertirado y yo. (por cierto, allá me encontré a @rolman, que andaba de visita por cuestiones de trabajo.