Para los semióticos una huella en la arena es un símbolo inequívoco de que alguien ha pasado por ahí. Anteriormente la fotografía cumplía una función casi documental si una cámara había captado un instante la escena por regla general era aceptada como “válida” para el espectador. Este panorama ha cambiado radicalmente tras la llegada de la manipulación de gráficos por computadora, la infografía en general ahora hace posible imágenes imposibles que no son vestigio de nada pero ahí están, palpitando y azorándonos. Muestra de ello son las películas recreadas 100% en computadoras.

En este sentido, el trabajo de David Puel y Thomas Libé en Selfkiss, es impresionante, gracias a la manipulación y al control técnico nos muestran una realidad que no es pero que al mismo tiempo ahí estará por siempre en un delgado equilibrio entre lo que creemos o no.

Imaginemos a un individuo que se encuentra a si mismo (no con otros ni con su doble, para formar una pareja que se abraza, en una postura de abandono al otro, que no es sino uno mismo, para dar el imposible beso, monstruosamente impúdico.

Las imágenes de Puel y Libé nos retratan Momentos deseados, soñados, ocultos en el fondo de nosotros y siempre negados. Un tabú por supuesto que al verlo retratado a través del desorden de una fugaz irrealidad nos apabulla en un beso que no es, nunca será, pero que sin embargo ahí esta.

A ver si nos ponemos a experimentar para crear un edipico narcisista auto beso.

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Fundador y editor de Isopixel.net, apasionado de la tecnología y trabajando en ella desde 1995. He sido observador privilegiado y narrador de primera línea de las revoluciones en internet, gadgets, redes sociales, apps, blockchain, IA y más. Temas que abordo en isopixel desde 2001, con el objetivo de acercarlos a la gente con un lenguaje sin complicaciones.

3 comentarios

  1. Sólo una cosa, el impudico autobeso, no se relaciona con Edipo, sino con Narciso. Una pequeña presición que no puede dejarse al garete.

    Saludos.

  2. Es realmente trasgresor, pero no por el hecho del beso en si, sino más bien porque rompe con la concepción que se tiene del hecho en si. Ese momento, en lo más profundo no es más que un deseo contrario a lo que queremos, ya que en el beso buscamos no sólo un sentimiento sensual, sino una apreciación des sentimientos mucho más intimistas. Es por ello precisamente que rompe con la norma, un beso a nosotros mismos es como besar todo lo que no buscamos, lo que no deseamos, lo que ya tenemos, es un momento que no quieres que pase porque no significaría más besar lo “no deseado”.

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