Fuck Comittees (I believe in lunatics)

Tibor Kalman Nacido en Budapest en 1949 el diseñador Tibor Kalman, siempre se considero un intruso y un critico de lo que el peyorativamente llamó diseño “profesional”. El buscaba que los diseñadores tuvieran mayor responsabilidad de cómo su trabajo influencia la cultura a su alrededor. Fundador de la revolucionaria firma de diseño M&Co y editor en jefe de la revista Colors. Kalman fue para el diseño, lo que podríamos llamar un radical, sin conocimientos académicos formales de diseño, triunfó sobre un gran numero de disciplinas. Sus innovadoras ideas acerca de que la sociedad y el arte cambio la manera en que una generación de diseñadores y sus clientes concebían el mundo.

Esta introducción viene a cuento por una anotación de Arturo, donde nos regala una traducción del ensayo Fuck Comittees (I believe in lunatics) de Kalman. Un fatalista texto escrito de 1998, sobre el estado de la profesión del diseño que estaba más bien enfocado hacia los Estados Unidos, pero que resuena crudamente contemporáneo y universal.

Aquí a la traducción, directamente tomada de Una Gota de Miel:

“A la chingada con los comités (yo creo en los lunáticos)
Esto es acerca de la lucha entre individuos con una pasión desgarradora en su trabajo y los comités corporativos sin cara de hoy en día, que afirman entender las necesidades del público en masa, y están removiendo las idiosincrasias, puliendo las aristas, creando una masa cultural sin pensamientos, sin pasión, que no será odiada, ni amada por nadie.
Para el día de hoy virtualmente todos los medios, la arquitectura, los productos y el diseño gráfico habrán sido relegados a un rol de servidumbre corporativa, llevando a cabo estrategias corporativas e incrementando su valor en la bolsa. Los creativos hoy en día trabajan para el costo beneficio.

Los periodistas de revistas han perdido su independencia editorial y trabajan para comités de editores (que trabajan para comités de anunciantes). Los guiones de Televisión son vetados por productores, publicistas, anunciantes, abogados, especialistas en investigación de mercados, capas y capas de ejecutivos que determinan si esos guiones son lo suficientemente tontos para entretener a lo que ellos llaman el “mínimo común denominador”. Los estudios de cine proyectan sus películas en focus groups para determinar si un final agrada o no a su público objetivo. Todos los carros se ven igual, las decisiones arquitectónicas son tomadas por contadores, los anuncios son estúpidos, el teatro esta muerto.

Las corporaciones se han convertido en los únicos árbitros de las ideas, la cultura y los gustos en Estados Unidos. Nuestra cultura es una cultura corporativa.

La cultura era lo contrario al comercio, no un manera rápida de entregar un valor derivado del “contenido”. No hace mucho los capitanes de la industria (ningunos ángeles en la manera de cómo adquirieron su fortuna) pensaban que parte de su responsabilidad era usar sus millones para apoyar la cultura, Carnegie construyo bibliotecas, Rockefeller construyo museos de arte, Ford su fundación global. ¿Qué obtenemos de nuestros millonarios? ¿Gates? ¿Eisner? O ¿Redstone? Argumentos de venta, correo basura, mientras tanto, los creativos ven su trabajo reducido a “contenido” o “propiedad intelectual” las revistas y el cine se han convertido en sistemas de reparto para promoción de productos.

Pero para ser justos, lo de arriba es verdad solamente un 99%.

Ofrezco una modesta solución: encuentren las grietas en la pared. Hay algunos… muy pocos empresarios lunáticos, quienes podrán entender que la cultura y el diseño no son acerca de billeteras más gordas, sino acerca de crear un futuro. Entenderán que la riqueza es un medio no un fin. Que bajo otras circunstancias ellos podrían haber sido como tú… lunáticos creativos. Créanme ahí están y cuando los halles, trátalos bien y usa su dinero para cambiar el mundo.”

Tibor Kalman
Nueva York Junio 1998

Perdona, Arturo que haya tomado tu texto, igual te he referenciado, pero es que el texto es tan interesante que me pareció adecuado tenerlo también por aquí.

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