Cuando Antonio Olvera (@antoniolvera) me invitó a intervenir El Nuevo Mexicano, mi primera reacción fue de sorpresa. Toda proporción guardada, mi única referencia a la intervención de un diario por parte de un diseñador gráfico, se remontaba al 11 de marzo del 2003, cuando el diario Libération dejó en manos del polémico parisino Philippe Starck la edición de ese día.
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