El escritor y filósofo italiano Umberto Eco causó revuelo en estos últimos días tras declarar que las redes sociales “le dan la palabra a una legión de idiotas”. El autor del best seller “El Nombre de la Rosa”, entre otras novelas y varios ensayos, ha vuelto a desatar la polémica con motivo de unos comentarios suyos sobre Internet y las redes sociales.
“El drama de Internet es que ha promovido al tonto del pueblo al nivel de portador de la verdad”, dijo durante una conferencia de prensa en el Gran Palacio de la Real Escuela de Equitación en Turín, donde le otorgaron el diploma honoris causa en Comunicación y Cultura de los Medios de Comunicación de la Universidad de Turín, la misma donde se graduó en Filosofía en 1954.
“Las redes sociales le dan derecho de palabra a legiones de imbéciles que antes hablaban sólo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la colectividad”, ha dicho añadiendo que “enseguida (a éstos) los callaban, mientras que ahora tienen el mismo derecho de palabra de un premio Nobel. Es una invasión de imbéciles”.
La frase: una “invasión de imbéciles”, se ha vuelto viral en Twitter. Para Eco, si “la televisión había aprobado al tonto del pueblo, ante el cual el espectador se sentía superior”, el “drama de Internet es que ha aprobado al tonto del pueblo como el portador de la verdad”.
El semiólogo ha invitado a los periódicos a filtrar, con un equipo de periodistas especializados, las informaciones de Internet, “porque nadie hoy está capacitado para entender si un sitio es confiable o no”. Y a dedicarle al menos dos páginas a un análisis crítico de los sitios.
Fuertes declaraciones de este pensador italiano, pero no es la primera vez que Eco da muestras de no entender Internet y no digamos, las redes sociales. Sabemos que el internet es donde hay más difusión de conocimiento (obvio de todo tipo de conocimiento y de información); en concreto en las redes sociales, Facebook, Tumblr, Twitter, Instagram o Google+ o cualquier otra que exista, circulan intenciones, deseos, críticas, aplausos, insultos, adhesiones, quejas etc. de ciudadanos corrientes, y también informaciones contrastadas y opiniones de medios de comunicación. No es demasiado difícil distinguir entre unos y otros. Aunque yo bien podría describir de entre gente que conozco a algunos de estos “imbéciles” de los que habla Eco.