El 2024 arrancó con fuerza para Bitcoin y el oro, ambos beneficiados por cambios en la política monetaria de EE. UU. ¿Cuál es la mejor opción de inversión?
Take aways:
- Bitcoin y oro aprovechan cambios en la política monetaria, pero Bitcoin muestra un panorama más sólido.
- Fundamentos positivos para Bitcoin: acumulación de inversionistas, desaceleración de suministro y posibles ETFs.
- Oro carece de respaldo de inversionistas, con demanda débil compensada por compras de bancos centrales.
El 2024 comenzó con un fuerte impulso para Bitcoin y oro, ambos viendo un aumento en sus precios. La causa detrás de este fenómeno ha sido la creciente convicción en los mercados financieros de que la Reserva Federal de Estados Unidos ha concluido el aumento de tasas de interés y podría iniciar una reducción antes de lo esperado.
Sin embargo, es crucial destacar que este cambio en la perspectiva de la política monetaria de EE. UU. ha afectado de manera diferente a Bitcoin y al oro. Mientras que ha sido un elemento de apoyo para ambas inversiones, en el caso de Bitcoin, esto ha sido solo uno de varios factores. El panorama fundamental para Bitcoin parece más robusto, respaldado por la acumulación de inversionistas a largo plazo, una desaceleración en el crecimiento del suministro de mineros de Bitcoin y la posible aprobación de fondos cotizados en bolsa en EE. UU.
En contraste, el oro ha dependido en gran medida de las expectativas de una rápida reversión en la política monetaria de EE. UU. Sin embargo, este respaldo no se traduce completamente en el mercado físico del oro, ya que las tenencias respaldadas físicamente por productores están en niveles bajos, indicando una falta de convicción entre los inversionistas en esta narrativa alcista.
Mauricio Rodríguez Marrufo, experto en cripto activos y consultor de servicios financieros, comenta sobre esta situación: “La diferencia en el respaldo y la percepción entre Bitcoin y oro es evidente. Mientras Bitcoin muestra un panorama más sólido con inversores a largo plazo y posibles avances regulatorios, el oro parece depender demasiado de las expectativas, sin un respaldo real en la demanda física.”
Aunque las expectativas de una reversión en la política monetaria son compartidas, el mercado del oro parece menos convincente, ya que la debilidad en la demanda de inversión se compensa parcialmente con las compras de bancos centrales. Estos últimos han estado aumentando sus reservas de oro a un ritmo sin precedentes, pero esta tendencia podría no ser suficiente para impulsar aún más los precios del oro.
Mirando hacia el futuro, más allá de los movimientos a corto plazo, la idea de que Bitcoin podría convertirse en una forma de ‘oro digital’ es cada vez más fuerte. Su diseño que favorece la seguridad y la protección, junto con su escasez, lo posiciona como una alternativa atractiva a largo plazo.
En conclusión, el 2024 promete ser un año crucial para Bitcoin y el oro, con sus destinos influenciados por factores económicos y políticos. Aunque ambos han experimentado un impulso inicial, el análisis revela que Bitcoin tiene un panorama más sólido y una proyección más prometedora, mientras que el oro enfrenta desafíos de convicción entre los inversionistas y dependencia excesiva de las expectativas. La elección entre Bitcoin y oro como inversión dependerá de la visión a largo plazo y la tolerancia al riesgo de cada inversionista.