En el terreno digital, cada vez existen más innovaciones que nos permiten formar parte de él y ser dueños de elementos con los cuales la interacción crece y el sentimiento de pertenencia a ciertos grupos aumenta. Un ejemplo de ello son los NFT, con los que artistas, creadores de contenido y marcas han diseñado nuevas experiencias para los usuarios y consumidores.
Los NFT (non-fungible token, en español “token no fungible”) son activos digitales exclusivos y raros, cuya originalidad y legitimidad están garantizadas por una blockchain (cadena de bloques) cifrada pero transparente.
Blockchain es lo que sustenta la Web 3.0. Hay muchas blockchains, que ofrecen diferentes beneficios, Bitcoin y Ethereum son ejemplos muy conocidos. Bitcoin fue la primera blockchain descentralizada y la segunda es una de las más exitosas. Otras cadenas de bloques relativamente nuevas, como Polygon, pretenden subsanar algunas de las deficiencias de las cadenas de bloques heredadas. También denominadas soluciones de capa 2, blockchains como Polygon se basan en otras existentes para aprovechar su seguridad y ofrecer al mismo tiempo transacciones de bajo coste y una ejecución más rápida de las solicitudes de los usuarios.
Aunque los NFT existen desde 2014, su salto a la fama se produjo durante la pandemia de Covid-19. A través del criptoarte, los NFT se han convertido en una nueva forma en la que los artistas protegen su propiedad intelectual (músicos, diseñadores, pintores, etc.) y monetizan sus obras más allá de los esquemas tradicionales.
Mediante el proceso denominado acuñación, los artistas registran sus creaciones como una etiqueta digital en la blockchain que les permite demostrar la autenticidad de su obra. Este tipo de activos permite a los coleccionistas comprar, vender o intercambiar estas etiquetas digitales que representan la pieza de arte original.
En resumen, los NFT permitieron a los artistas convertir sus obras de arte digitales, antes fácilmente replicables, en activos únicos y negociables, dando a los coleccionistas la opción de comprar algo auténtico, irreplicable e inamovible de aquellos a quienes admiran.
Según los expertos en tendencias digitales, los NFT resultaron un paso casi natural en la Web 3.0, tras el creciente interés por las criptomonedas, que fueron los primeros activos digitales basados en blockchain que se intercambiaron de igual a igual. A los NFT de criptoarte, pronto les siguieron proyectos de NFT culturalmente más accesibles denominados “coleccionables”. En su mayoría, se trataba de imágenes de perfil que se vendían y compraban como NFT y que servían también como membresías para comunidades cerradas. Las dos principales colecciones de este tipo de NFT son Bored Ape Yacht Club y Crypto Punks. El revuelo provocado por algunos de los primeros coleccionistas, que hicieron pequeñas fortunas con estas colecciones de NFT, inició una avalancha de nuevos proyectos de NFT de imágenes de perfil; sin embargo, la mayoría de ellos tuvieron menos éxito.
“El principal problema con la avalancha de proyectos de imágenes de perfil, fue que la mayoría de los fundadores trataron de sacar provecho del ‘miedo a perderse algo’, conocido como ‘FOMO’, lo cual estaba ampliamente presente entre las personas que se perdieron los primeros proyectos de éxito. Esto condujo a un enfoque perjudicial de ‘vender primero, idear casos de uso después’. No es de extrañar que a estos fundadores les resultara difícil idear utilidades convincentes para sus comunidades. Aunque fracasaron muchos proyectos de perfil, consiguieron demostrar que es posible construir sobre la tecnología NFT y crear tracción”; explica Moris Alhale, Director General de Snapmuse.io, una nueva plataforma tecnológica para creadores y aficionados a las redes sociales que recientemente se lanzó en América Latina.
Es importante entender que los NFT son mucho más que etiquetas digitales de imágenes o canciones. Sí, ser digitales y descentralizados es parte de su atractivo, por eso han podido apuntalar algunas de las mayores ventas de arte, que ascienden a millones de dólares.
Pero su potencial es mucho mayor. Nuestra realidad digital está en constante expansión. La tecnología NFT es la que hace posible la propiedad, la afiliación y el comercio en un espacio digital sin necesidad de una autoridad central. Su futuro en el mercado es prometedor, por lo que algunos países están dando pasos firmes para garantizar la certidumbre y la seguridad sobre esta innovación, tanto para los consumidores como para los creadores.
Statista prevé que en México los ingresos del mercado de NFT sean de $43.84 millones de dólares (mdd) en 2023, con un crecimiento anual promedio (CAGR) del 16.48% entre 2023 y 2027, hasta llegar a los $80.71 mdd al final del periodo.
Y a nivel mundial, calcula sus ingresos para este año en $1,601 mdd, con un CAGR del 18.55% igualmente del 2023 al 2027, para cerrar en $3,162 mdd en 2027.