A estas alturas, todos hemos escuchado el bombo y platillo de los teléfonos plegables. Sabemos que tienen un gran atractivo y que las empresas afirman que son la “próxima gran cosa”. Pero la pregunta es: ¿cuándo? ¿Cuándo podemos esperar ver los plegables en las manos del comprador medio?
La utilidad de los teléfonos inteligentes plegables es muy amplia ya que pueden ser toda una revolución a la hora de consumir cualquier contenido de Internet desde el móvil. Cualquiera puede imaginarse viendo una película en este tipo de dispositivo para sentirse como si estuviese delante de la pantalla del cine.
Por otro lado, también podría ser útil para los amantes de juegos de ruleta al poder ver la mesa al completo y tener más facilidad para ver en qué número cae la bola. Son muchas las opciones de estos smartphones a la hora de disfrutar de entretenimiento y se prevé que cada vez más usuarios opten por explotar las ventajas de estos dispositivos.
Sin embargo, analizamos algunas razones por las que los teléfonos inteligentes plegables todavía no consiguen competir con los smartphones normales que tienen la mayoría de las personas en la actualidad.
Precios demasiado altos
Empecemos por el factor más obvio, pero quizá también el más importante: el precio. Si hace cinco años le dijeras a la gente que los teléfonos inteligentes pronto costarían más de 1.000 euros, algunos no se lo creerían.
Pero ahora, a medida que el mundo se va adaptando a los nuevos factores de forma de los smartphones, como los teléfonos plegables, rodantes o giratorios, no es raro ver estos precios en nuestras pantallas y vallas publicitarias. Aunque la innovación siempre es bienvenida en la industria tecnológica, no siempre es obvio por qué la gente debería gastar miles de euros en un smartphone.
Por suerte, como es su naturaleza, la tecnología suele abaratarse con el tiempo. Un teléfono de 500 euros de 2021 puede hacer mucho más que uno de 2016 del mismo precio. Los plegables pueden convertirse en la corriente principal si siguen la misma trayectoria. A medida que aumente la demanda, los teléfonos plegables serán cada vez más asequibles gracias a las economías de escala.
Peor pantalla
Aunque los teléfonos plegables ya tienen un exterior bastante duradero ya que pueden fabricarse con los mismos materiales que la parte trasera de los teléfonos normales, sus paneles frontales siguen siendo muy débiles y propensos a sufrir arañazos y abolladuras. Es inevitable, dada la evidente necesidad de un material suave y flexible para permitir la acción de plegado.
Todos los teléfonos plegables que se han fabricado y lanzado al mercado hasta la fecha están plagados de este problema. Los fabricantes intentan introducir mejoras constantes, pero la tecnología no está lo suficientemente madura como para sobrevivir en la naturaleza.
Necesidad de mejor batería
Hacer un teléfono plegable significa sacrificar mucho espacio interno para albergar todas las piezas móviles. La propia bisagra ocupa mucho espacio. Por eso, los teléfonos plegables suelen tener una duración de batería mediocre, al menos no tan buena como la que podrían tener si las piezas móviles no ocuparan tanto espacio.
Una pantalla AMOLED brillante y de alta frecuencia de refresco ya requiere mucha energía. Y como muchos teléfonos plegables tienen una pantalla principal más grande, necesitan más energía de la habitual para seguir funcionando durante tanto tiempo como los teléfonos normales.