De cara a las elecciones, cómo identificar un fraude en la nueva era digital

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México ha tenido algunas contiendas electorales controversiales durante su historia reciente; especialmente, durante las campañas presidenciales, existe demasiada inquietud sobre quién será el nuevo representante de la nación; pues, como sabemos, la historia de varios presidentes mexicanos se ha visto empañada por la duda de haber llegado al puesto por medio de algún timo y los votantes aseguran que su decisión no ha sido respetada.

Pero, ¿qué es un fraude electoral? Es una manipulación, en la interpretación de los resultados electorales, es un delito que atenta contra la democracia de una nación y consiste en alterar los resultados a través de diversas prácticas enfocadas a favorecer un candidato.

Sin embargo, hay una diferencia entre las prácticas poco éticas para obtener votos y un verdadero fraude; la Organización de los Estados Americanos (OEA), hace esta diferencia entre la integridad electoral, que es subjetiva; y la calidad de una elección, en la que se analizan los aspectos técnicos a través de estándares y principios específicos.

En México, la palabra “fraude” se utiliza por los medios como una oportunidad para crear una narrativa polémica que genere impacto en la sociedad. Entendemos por fraude cuando un partido o candidato busca por varios medios el voto de una persona, por ejemplo: desde programas sociales, la compra de votos, hasta intentar modificar la decisión de las personas a través de contenidos falsos publicados en diversos medios para afectar la imagen de determinado candidato.

“De primera instancia, la circunstancia más crítica en la era digital es la transmisión de la información durante campañas electorales. El fraude puede venir desde las fake news (noticias falsas) en redes sociales, donde desvirtúan la experiencia, vida y obra de un candidato, y que de esa manera se genera un cambio de voto.

Con el fenómeno que se dio en Estados Unidos, con Facebook y Cambridge Analítica, el hecho fue que se orientó al electorado a través de información dirigida en sitios apócrifos y la gente le dio validez”, explica Javier Sánchez Sierra, Director de Tecnología MER Group.

En este caso, Javier Sánchez aconseja que la información a la que accedemos siempre esté validada, que consultemos fuentes oficiales y, sobre todo, no desinformémonos con datos falsos y compartamos información que no es verdadera.

Pensemos en el día de la elección y supongamos que se “cae el sistema”, entonces nos preguntamos qué sucedió, si se trata de un hackeo o un fraude. Como todo sistema, existe una posibilidad de fallar, y es por eso que la autoridad deberá tener preparado un plan de comunicación en caso de que se suscite un problema de este tipo.

“Los sistemas están diseñados en capas, en este caso se espera que la autoridad tenga un diseño en el que haya considerado una parte aislada, que funcione en un ambiente controlado, donde se publiquen las estadísticas e información para consulta de la ciudadanía”, comentó Javier Sánchez.

“Recordemos que los conteos no son oficiales, sin la validez jurídica, son meramente informativos; pero la percepción del electorado es que se cayó el sistema y se tenga preparada una estrategia como transmisión en vivo y expliquen que las cifras cambian a raíz de que llega la información”, agregó.

De acuerdo con la OEA, no existe un consenso sobre la definición de fraude electoral, pero es nuestra responsabilidad, como electores, acceder a las fuentes de información más confiables y verificadas, y comparar datos para tener una idea completa de lo que sucede durante los comicios.

El “fraude” es una práctica cada vez más compleja y sutil por lo que recordemos siempre que el voto es libre, secreto y nadie tiene derecho a comprar tu decisión.

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