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La Bruja (The Witch) es una perturbadora experiencia fílmica dirigida por Robert Eggers sobre un antiguo mito del folklore de Nueva Inglaterra
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Ganadora en el Festival de Sundance, La Bruja es un gran logro de la cinematografía, maravillosamente contada y brillantemente realizada
Un elegante y depurado ejercicio de género es lo que consigue el director Robert Eggers para su brillante debut cinematográfico en La Bruja (The Witch, 2015), una película de terror que demuestra que no son necesarios los artificios o los trucos baratos para ser catalogada como tal, aspecto que ha hecho voltear la cabeza hasta de los más escépticos desde su estreno en el Festival de Cine de Sundance de 2015 donde acumuló un buen puñado de críticas positivas y se alzó con el indiscutible galardón a la mejor dirección.
Tanta alabanza podría quedarse corta comparada con la perturbadora experiencia fílmica que esta cinta ofrece porque La Bruja prefiere apostar por los mecanismos primarios del miedo y los hechos espeluznantes que desencadenan la gestación de todo mito, para ello ubica la acción en el lejano año de 1630 en plena fundación de territorio norteamericano con el establecimiento de los colonos ingleses a través de una familia de puritanos expulsados de su comunidad y que buscará refugio en los límites de un siniestro bosque que, según las creencias populares, está controlado por un mal sobrenatural. El torbellino se desatará cuando el hermano recién nacido de Thomasin (Anya Taylor-Joy) le sea raptado en un literal abrir y cerrar de ojos.
A La Bruja solo le bastan unos minutos para fraguar la persistente sensación de maldad que se mantiene latente a lo largo de sus justos 92 minutos, nunca antes sentidos tan cortos por la intensidad con la que Eggers sostiene su relato para el que recurrió a diversos testimonios de archivos documental de la época; aquí la tonalidad barrosa de la fotografía de Jarin Blaschke es tan solo una de las pizas que ayudan a construir la temerosa atmósfera ya que el director voltea hacia adentro, a la serie de eventos reales o sobrenaturales que son el caldo de cultivo, recurriendo a una serie de frases, plegarias y desvaríos mucho más aterradores que cualquier efectismo sonoro.
Y es que Eggers parece estar contraponiendo constantemente en La Bruja la maldad de lo sobrenatural con el dogmatismo en un intento por dar con la semilla que lo engendra, por eso no resulta extraño que La Bruja tenga similitudes con la gran obra de Michael Haneke, La Cinta Blanca (2009), donde el ambiente represor y puritano que rodea a Thomasin recuerda aquel malsano tejido social diseccionado por el austriaco y al igual que ésta, La Bruja es sugerente al arrojar luz hacia un radicalismo que parece ser la causa y el efecto del destino que tendrán todos sus personajes.
En este sentido, Eggers es escrupuloso al recrear aquella época, el preciso diseño de producción sirve para materializar lo que su detallista mano colocó desde el guión, así en La Bruja lo opresivo de las costumbres puede descubrirse en la naturalidad de los diálogos y el énfasis sobre los represores conceptos de bondad, respeto y veracidad que tiene esta familia, líneas que conjugadas con ese bosque vigilante, las terroríficas viñetas al interior de la casa iluminadas por el fuego que recuerdan a cuadros de Caravaggio y la presencia más espectral que material de un ser sobrenatural, son las piezas sobre las que el director va trabajando la tensión para crear el impacto y por otro lado, los detonantes más puros de la insoportable sensación de horror que hará sumirse en sus butacas a todos los espectadores.
Al igual que aquel son jarocho, La Bruja agarra al espectador para no soltarlo con una tensión siempre in crescendo que llega al límite en un alucinante y macabro desenlace para ser una experiencias visuales excepcional, por todo lo anterior, La Bruja es un gran logro de la cinematografía moderna, maravillosamente contada y brillantemente realizada, la mejor película del terror del año.
Por: Aurora Alejandra Lomelí Pérez (@alejandraurora)
La Bruja – The Witch
Dirección y guión: Robert Eggers
Fotografía: Jarin Blaschke
Actúan: Anya Taylor-Joy, Ralph Ineson, Kate Dickie, Harvey Scrimshaw
Fecha de estreno: 19 de mayo de 2016