Hace un par de meses comentaba con un amigo sobre mis tarjetas de presentación, estoy casi segura que le dije: “ni siquiera he pedido mis nuevas tarjetas de presentación, no sé si las vaya a utilizar”, a lo que él me respondió: “las tarjetas de presentación ya no se usan, ahora los ejecutivos hacen su tarjeta de presentación virtual en su smartphone y cuando hay necesidad de darle los datos a otra persona para hacer negocios, en lugar de dar su tarjeta de presentación, le pide su correo y en ese momento se la manda vía electrónica, así que tú deberías de hacer lo mismo”. Al día de hoy, no he visto a nadie, ni siquiera a mi amigo, quien es un ejecutivo, hacer eso. Por supuesto que hice mi tarjeta virtual, pero nunca la he utilizado y sólo me quedé pensando en su comentario y hasta este momento sigo pensando en eso que me dijo.
¿Por qué sigo pensando en lo mismo? Porque siempre he sido aficionada al papel, a los libros, revistas, a todo aquello que utilice papel. Para mí una tarjeta de presentación dice mucho, ya sea de una empresa o de una persona si es que trabaja por su cuenta. Además, considero que el diseño de la tarjeta debe ser atractivo, cuidadoso, pulcro, innovador y sobre todo que contenga sólo la información necesaria para cumplir con su función.
Hacer tarjetas de presentación, es fácil, puedes ir a cualquier papelería o imprenta, escoges el modelo y en una hora las tienes, sin embargo, creo que deben tener un toque personal distintivo o bien que adopten tu personalidad profesional.
Es por eso que para mí si es importante que un profesional del diseño se encargue de elaborar este pequeño documento que puede atraer grandes negocios a la vida laboral de una persona, esto hablando de las personas que trabajan por su cuenta.
En el caso de las tarjetas de presentación corporativas, además de respetar el uso de marca, también deben proyectar los valores que como compañía tienen y por supuesto cumplir con la función que toda tarjeta de presentación tiene.
Quizá el uso de tarjetas de presentación virtuales, lo podemos dejar para ocasiones de emergencia, como por ejemplo, cuando se te terminan las tarjetas físicas. Si bien ahora está de moda la cultura paperless, en mi punto de vista muy personal las tarjetas de presentación virtuales, no sustituyen a las tarjetas de presentación clásicas, al menos no ahora.
Si yo tuviera quince tarjetas de presentación de quince proveedores de un mismo servicio, yo, tomaría en primer lugar la más distintiva, la que tenga un mejor diseño, sería mi primera opción, por supuesto que esto no me garantiza que el proveedor sea el mejor, pero por lo menos ya tomé la decisión de buscar al que fue diferente a los demás.
Una tarjeta de presentación puede ser determinante para atraer nuevos negocios, ¿no lo creen así?
Evelyn Femat. Mercadologa. Estrategias, inteligencia de negocios, comportamiento del consumidor, investigación de mercados, desarrollo de productos, planificación de medios.