Si bien es cierto que la pobreza no es exclusiva del subdesarrollo, tampoco es de negarse que es acá, en estas naciones, donde alcanza mayores proporciones y sólo acá se le puede ver en su más sano estado coqueteando con la riqueza, persiguiéndola como una sombra, como un pariente incómodo que no deja de asistir a las reuniones familiares.
Tras el centro comercial enorme, con todo su interior en venta (y quizá el complejo entero ante un buen postor), siempre existirán calles con baches y perros “callejeros”; junto a la boutique “fashion” nunca faltará el puesto de “tortas gigantes” y; para el Mercedes último modelo siempre habrá un buen “franelero” dispuesto a dar batalla.
Esto por las vivencias de hoy: la populosa Central de Abastos con su griterío y suciedad, el pomposo Centro Comercial oloroso a perfume y con cuerpos bonitos paseándose por ahí. Las cumbias más “raspas” en los puestos callejeros me hicieron recordar los viajes en microbus y los DVD’s importados con títulos clásicos me hicieron acordarme de tus gustos, Ya’el.