He encontrado un reloj que está parado en tus besos y cada noche lo pongo en mi mesilla, cierro los ojos y vuelvo a sentir la suavidad de tu amor, mueren las lágrimas en mi alma, y tus caricias de nuevo aletean por mi piel.
Tengo miedo de perderlo, por el día lo escondo en mi pecho y siento su tic tac susurrandome que aunque no vuelvas, podré volver a los días en que tu mirada hacía amanecer mis sueños.
Sus manecillas son mis recuerdos, su esfera mi nostalgia y sus horas las más dulces.