Estaba leyendo que en Francia planean prohibir el envío de email laborales después de las 18:00 h. La nota suena muy sensacionalista, pero si consideramos que Francia s de las naciones que han pugnado por la semana laboral de 35 horas, cobra más sentido.
Averiguando un poco más, nos enteramos que más que una ley laboral, se trata de un acuerdo entre sindicatos y patrones que buscan que sus directivos puedan desconectarse sin culpas una vez que salen de la oficina. Ahora bien ¿Tiene sentido un acuerdo de este tipo?
Desde estas latitudes suena hasta descabellado poder lograr esa desconexión, cuando en las oficinas nos obligan, no solo a estar pendientes del email, si no de redes sociales y hasta hacer tiempo extra sin que los patrones paguen un solo peso extra.
Si para los empleados promedios suena a utopía lograr la desconexión total, no se diga de los mandos medios que tengan algún tipo de responsabilidad directiva, esos realmente la tiene difícil.
Para más INRI ¿qué pasaría con los nuevos roles de trabajo que han surgido a partir de los social media? Por ejemplo community managers que forzosamente deben permanecer conectados casi 24/7?
En Francia, la idea fundamental de este acuerdo es que los empleados tengan las condiciones para poder apagar su celular sin culpas al terminar el trabajo y así estar protegidos ante posibles consecuencias laborales derivadas de no estar disponible cada que suene una notificación. La oficina podría estar cayéndose pero el empleado siempre podrá decir: “Lo siento, estaba en el cine con mis hijos”.
Si bien es cierto que desde la popularización de los teléfonos inteligentes y dispositivos móviles, los horarios laborales han perdido sentido, cualquiera se cree con el derecho de marcarte a cualquier hora.
Y no solo eso, Twitter, Facebook, Whatsaapp, lo han hecho más complicado. Cada vez es más común escuchar reclamos de tipo: “Te mande un Whatsapp”, “Tienes un inbox”, “te mandé algo urgente por DM”.
Para tratar de evitar esto, muchos amigos o personas cercanas usan dos celulares, uno personal y otro de trabajo, éste último se apaga fuera del horario laboral y así tratar de desconectarse un poco.
Aunque suene descabellado, la idea de prohibir enviar emails después de salir de la oficina es algo que se antoja. Sería lindo ver como vibra y suena el celular con una llamada del jefe y poder estar tranquilo sin el miedo a una reprimenda o al despido y poder decir: “Lo siento, estaba en el cine con mi novia.”
Imagen cortesía Fotolia.
