De tus gustos

Alice Vivir en México (y pienso que en cualquier país de iberoamérica) supone enfrentar los sentidos a realidades que se muestran tan distantes como mundos aparte, verdaderos polos opuestos de una cotidianeidad que insiste en estirarse y alcanzar los dos alejados extremos de una misma línea.

Si bien es cierto que la pobreza no es exclusiva del subdesarrollo, tampoco es de negarse que es acá, en estas naciones, donde alcanza mayores proporciones y sólo acá se le puede ver en su más sano estado coqueteando con la riqueza, persiguiéndola como una sombra, como un pariente incómodo que no deja de asistir a las reuniones familiares.

Tras el centro comercial enorme, con todo su interior en venta (y quizá el complejo entero ante un buen postor), siempre existirán calles con baches y perros “callejeros”; junto a la boutique “fashion” nunca faltará el puesto de “tortas gigantes” y; para el Mercedes último modelo siempre habrá un buen “franelero” dispuesto a dar batalla.

Esto por las vivencias de hoy: la populosa Central de Abastos con su griterío y suciedad, el pomposo Centro Comercial oloroso a perfume y con cuerpos bonitos paseándose por ahí. Las cumbias más “raspas” en los puestos callejeros me hicieron recordar los viajes en microbus y los DVD’s importados con títulos clásicos me hicieron acordarme de tus gustos, Ya’el.

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