Jason Bourne: tutorial para el aburrimiento – Crítica

Jason Bourne
  • Jason Bourne, la cuarta entrega de la saga del otrora amnésico agente de la CIA, es un tutorial para el aburrimiento elaborado por Paul Greengrass

  • Matt Damon y Alicia Vikander protagonizan esta nueva persecución que se entre colapsos financieros y la guerra cibernética entre hackers

Jason Bourne

Es increíble que un director tan competente y solvente como Paul Greengrass, acostumbrado a sorprendernos con potentes películas que son lecciones de acción eficaz e inteligente, nos entregue en Jason Bourne (2016) el que puede ser el tutorial para el aburrimiento, capaz de ser usado por cualquier director para hacer incontables secuencias de persecución de flojera con las que el público podrá echarse una pestañeada, despertar y seguir atorados en una acción atropellada y deslucida.

La cuarta película de la saga original sobre el amnésico agente convertido en máquina de matar por la CIA, se sitúa una década después de los acontecimientos de la Operación Blackbriar, descubriendo a un Jason Bourne con una memoria recuperada pero aislado del mundo y ganándose la vida como luchador en combates callejeros e ilegales.

La película se acciona cuando Jason Bourne resurge de las sombras para dar batalla a una guerra cibernética que lo reencontrará con Nicky Parsons (Julia Stiles) y sus enemigos: el director de la CIA, Robert Dewey (Tommy Lee Jones), y el “Activo” (Vincent Cassel).

Acción cerebral pero excesivamente mecánica

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Paul Greengrass contextualiza el thriller de espionaje de esta película en un mundo cada vez más caótico por las crisis económicas, el colapso financiero y la inmediatez de los hackers en la guerra cibernética, todo ello para sostener una trama de tintes mucho más cerebrales que pretende ser la razón de ser de su mudo desarrollo.

Para ser una película de acción con un argumento complejo, Jason Bourne ofrece diálogos a cuenta gotas y por el contrario, mucho juego de miradas que buscan explicar las trepidantes carreras y los deseos desmedidos de los agentes de la CIA por capturar nuevamente a Bourne.

Es un espectáculo de persecución desbordado, pirotécnico, explosivo y destructivo que no logra empatar con el toque serio, silente y taciturno del tratamiento dramático ya que nunca logramos entender por completo el porqué de las nuevas persecuciones, dejando a Jason Bourne como una película de acción mecánica que raya en lo robótico; hasta la música se siente ahogada.

Jason Bourne… Más de lo mismo

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Cierto es que este tipo de películas tienen su estilo y universo bien cimentado, el caso de Jason Bourne nos había sorprendido por ser una película que se atrevía a mezclar de forma más accesible y digerible, el espionaje y la conspiración para crear a un personaje aparentemente sin pasado.

Ideas pudieron funcionar, sin embargo, este nuevo Jason Bourne parece haber caído en el mal que aqueja a toda película de acción desechable: golpizas al por mayor, persecuciones por la ciudad, choques masivos y potentes explosiones.

En esta saga cabe todo eso pero creo el problema es que para la premisa de esta entrega se sienten excesivas y muchas veces forzadas.

Actuaciones de apretados y ceñudos semblante

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A su historia fallida y a los clichés visuales, a Jason Bourne se le añaden actuaciones de medio pelo y personajes sin una razón de ser, ese es el caso de Heather Lee, jefa de la División de Operaciones Cibernéticas de la CIA interpretada por la reciente ganadora del Oscar, Alicia Vikander.

Y es que, sí son actuaciones decepcionantes si se tiene en cuenta que se tiene a un ensamble destacado y más todavía, que se tiene a intérpretes que retoman a sus personajes por tercera o cuarta vez.

Ni Matt Damon o Alicia Vikander, actores en cuyos personajes se sostiene Jason Bourne, en ningún momento muestran trabajos competentes, sino todo lo contrario, ambos prefieren apretar la mandíbula y ceñir sus cejas para mostrar monumentales semblantes que brillan más por lo rígido que por aquello que son capaz de expresar.

Confiar todo a la tecnología

Jason Bourne

Un trabajo más pulcro y detallado sobre el papel de la tecnología, los hackers y la transmisión, fuga o exhibición de archivos digitales hubiera hecho de Jason Bourne una película redonda y mucho más atrayente porque, entre sus candentes fuegos cruzados, se puede apreciar que el gran personaje achicharrado siempre fue la telecomunicación.

Por: Aurora Alejandra Lomelí Pérez (@alejandraurora_)

Jason Bourne
Dirección:
Paul Greengrass
Guión: Paul Greengrass, Christopher Rouse, Matt Damon, con base en los personajes creados por Robert Ludlum
Actúan: Matt Damon, Alicia Vikander, Julia Stiles, Tommy Lee Jones, Vicent Cassel
Fecha de estreno: 26 de agosto de 2016

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